Cada año el 22 de marzo, la fecha en la que se celebra el Día Mundial del Agua, nos paramos a pensar en la importancia de este recurso natural que nos mantiene vivos y cómo deberíamos cuidar de él. Uno de los objetivos del desarrollo sostenible marcado por las Naciones Unidas es asegurar la disponibilidad y gestión sostenible del agua.
La Gestión del Agua no es una simple moda pasajera. Parece que hay poco o nada que hacer en cuanto al agua en los países desarrollados – tenemos un concepto primitivo de que el agua está siempre disponible, es gestionable y es un bien perpetuo. Al mismo tiempo nos preocupamos mucho por aquellas comunidades que tienen poca conciencia sobre los recursos hídricos en sus países, o que no tienen acceso al conocimiento y la tecnología para la obtención del agua.
¿Pero qué sucede cuando estas necesidades básicas están resueltas? Obtener y usar no es suficiente. ¿Qué ocurre en los países desarrollados? ¿Cómo podemos incrementar la sostenibilidad y el cuidado del agua? Nace, entonces, otra pregunta – ¿para qué? La respuesta es que el agua dulce fácilmente accesible constituye menos del 1% del total, lo que hace que este asunto sea sumamente relevante y merecedor de futuras inversiones para la adopción de prontas y eficientes respuestas sobre la mejora de la gestión del agua y contribución a la sostenibilidad de nuestro planeta.
Se necesita la colaboración de muchos expertos de diferentes áreas, no solo de las Administraciones Públicas e ingenierías, sino de sociología, historia, geografía, economía, medio ambiente, tecnología de información & comunicación, etc., para mejorar el tema del agua. Tan solo pensemos cuántas cosas son imposibles sin agua: alimentación, salud, energía, industria, agua potable para uso humano, etc. Por esto su gestión tiene que ser rigurosa, eficiente y relativamente fácil – los requisitos que son posibles con un fuerte soporte de las tecnologías modernas. Si el problema del agua no es una moda pasajera, reducir la brecha que existe entre el Agua y los profesionales TI tampoco lo es.
El futuro del agua se apoya en una gestión inteligente mediante proyectos que aseguren un uso sostenible y productivo para todos los ciudadanos.
La tecnología big data y el Internet of Things (IoT) son algunas de las tecnologías más efectivas que se están implementando para crear sistemas inteligentes que eviten casos como de pérdidas de agua o usos innecesarios en el sector.
En CIC nos sentimos orgullosos de anunciar que tenemos una solución tecnológica IDbox RT, fiable y probada, e implantada en varios proyectos de gestión inteligente de agua. El objetivo es apoyar a grupos de toma de decisiones entregándoles la información integrada y procesada sobre la composición del agua dulce, suministro, consumo, caudal, estado y funcionamiento de máquinas (bombas, válvulas, etc.), aguas residuales, y tratamiento aplicado. La sostenibilidad empieza desde la correcta selección de la plataforma tecnológica que ayuda a los usuarios dándoles información en tiempo real, analizando los datos, haciendo predicciones, construyendo informes y presentando gráficos y mapas dinámicos.
IDbox cumple todos los criterios de adquisición de datos e integración, procesado, almacenamiento de grandes volúmenes de información, y la devolución muy rápida de datos históricos y en tiempo real para análisis. IDbox también cubre la teleobservación, integración con otras tecnologías como geo-espacial, sistemas como ERP o SAP, aplicaciones móviles, etc., convirtiendo el sistema en una solución versátil y fácil de usar.
La tecnología está pensada para ser útil, e IDbox no es la excepción. Si el experto de toma de decisiones puede gestionar la información y su tiempo de forma eficiente, también será capaz de ofrecer los resultados de forma eficiente. Y esto es lo que tiene que ser aplicado para intentar acercarse un poco más a la solución de las cuestiones tan serias como agua potable segura, saneamiento e higiene, calidad del agua, ecosistemas relacionados con el agua, gestión integrada de los recursos hídricos y la eficiencia hídrica – los objetivos individuales identificados como críticos por las Naciones Unidas y directamente relacionados con la prosperidad y el bienestar global.
Cumplir con las necesidades que tenemos los habitantes y evitar pérdidas innecesarias en el suministro de la red de abastecimiento de agua es fundamental para ayudar al medioambiente. Las ciudades inteligentes tienen que ser capaces de asegurar un suministro de la red de agua de calidad mediante un uso responsable.